El lobo de Wall Street
Jordan Belfort
Vista general
LO QUE APRENDERÁS
¿Alguna vez te has preguntado cómo una vida colmada de ambiciones y excesos puede desembocar en un relato de ascenso y caída espectacular? Sumérgete en la fascinante autobiografía del “Lobo de Wall Street”.
Desde su humilde comienzo hasta la cumbre financiera, su vida se desenrolla como un verdadero carrusel de emociones, donde cada vuelta revela un nuevo desafío o triunfo. Adéntrate en este mundo vertiginoso, donde las decisiones tomadas en momentos de crisis definen el destino y esculpen una leyenda de riqueza, poder y redención.
“Me di cuenta que tenía talento, pero los márgenes eran muy pequeños” - Jordan Beltfort
Puntos Clave
El inicio del lobo
Jordan Belfort creció en Queens, Nueva York, en una familia de contadores de clase media. Desde joven, se obsesionó con la idea de convertirse en millonario y dedicó todos sus esfuerzos a lograrlo. A los diecisiete años, fundó una pequeña empresa de helados con un amigo y trabajó con tal dedicación que logró ahorrar $20.000 en una temporada. Consciente de la importancia de invertir, utilizó esos fondos para financiar sus estudios universitarios. Inicialmente, se inclinó por la odontología, creyendo que sería una carrera lucrativa, pero la abandonó el día que un profesor mencionó que la era dorada de esta profesión había terminado. A pesar de esto, se graduó en biología.
Escalando al éxito
En 1989, junto con Kenny Greene, también conocido como Danny, inauguraron una oficina dentro de un concesionario de automóviles de un amigo en Queens. Este fue el humilde comienzo de lo que más tarde se convertiría en Stratton Oakmont, Inc. Actuando inicialmente como una franquicia, la empresa rápidamente acumuló suficientes comisiones para adquirir toda la operación de Stratton por $250.000 dólares en apenas cinco meses. Greene, como brazo derecho de Belfort, retuvo una participación del 20%. Se especializaron en el manejo de las acciones a centavos, conocidas por su baja cotización, generalmente inferior a un dólar, y su alta volatilidad, lo que las hacía atractivas para los especuladores.
El pico del éxito
En 1990, su riqueza ascendía a cifras millonarias, lo cual generó alertas entre algunos agentes de policía, aunque la situación no escaló más allá de simples sospechas. Quienes desconocían las estrategias de las ventas bursátiles lo tildaban rápidamente de impostor y estafador. Sin embargo, sus acciones no fueron ilegales. Su estrategia consistía en aplicar las mismas tácticas utilizadas por los magnates de Wall Street, pero de manera independiente. El fallo crítico fue la falta de asesoramiento jurídico, lo que desató una serie de demandas legales por parte de los inversores descontentos. De haber contado con un despacho legal adecuado, jamás habría enfrentado reclusión. Su existencia se caracterizaba por excesos y derroches sin medida, incluyendo orgías y consumo de sustancias.
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